Una guerra con ventaja

La ocupación de las tierras de Santander por parte de la etnia Guane se inicia  alrededor de los siglos VIII o IX de nuestra era. Permanece en sus manos hasta el siglo XVI cuando la región es invadida por los europeos. Fueron siete siglos de ocupación armoniosa con la naturaleza

El hierro y el acero para el lado español

Sobre la defensa de este territorio se ha dicho y escrito mucho, verdades y mentiras. Al contrario de lo que piensan la mayor parte de los Santandereanos, no en todas las regiones hubo “batallas épicas” en defensa de la heredad Guane.

No en todos los casos le fue necesario a los invasores españoles hacer uso de la fuerza, ni hallaron en los nativos disposición a la guerra o la defensa violenta de sus tierras.

Algunos cacicazgos, como Chanchón, Charalá, Macaregua, Guanentá, Butaregua, opusieron resistencia y defendieron su heredad con ardentía y derroche de coraje, pero otros como Poima, pactaron fácilmente y de inmediato permitieron la instalación de los conquistadores españoles en sus tierras.

No solo admitieron el uso de sus tierras y bienes en general, la cuestión fue mucho más allá,  “les dejaron utilizar su organización interna y que moldearan al indígena a la nueva estructura que iba siendo impuesta”, testifica la antropóloga de la Universidad de los Andes, Aydee Riveros.

Los Guane eran gente de trabajo y de paz y poco afecto por la guerra o la violencia en términos generales. Las armas de que disponían eran artesanales muy poco efectivas frente a las armas de fuego y de acero que traían los españoles. Fueron pugnas muy disparejas.

Armamento Guane

 Se ha querido llegar a dar una explicación coherente a las diferentes actitudes presentadas por cada uno de los cacicazgos Guane en el momento del contacto con el grupo español, pero no ha sido posible.

El comportamiento típico del Guane era su innata oposición al sometimiento pero en muchos casos los caciques se dieron cuenta oportuna de la imposibilidad que sus  pueblos fueran a las armas.

“… y llegando primero a un pueblo que se llama Poasaque y su cacique Corbaraque lo hallaron vacío porque se habían retirado todos… Con el cacique Charalá, cuya gente se mostró arisca y briosa en defensa de sus tierras…”

A pesar de las oposiciones o de las diferentes tácticas empleadas por cada cacicazgo al concluir la expedición, la totalidad de la provincia Guane fue sometida en un tiempo relativamente corto.

La introducción del caballo a la guerra, por parte de los españoles, les permitió moverse con rapidez y lanzar rápidos y fulminantes  ataques. Los perros usados para rastrear y atacar indígenas en la selva y en los bosques dejaron sus resultados.

Las armas de hierro y acero producían lesiones tan mortalmente graves como las de las flechas envenenadas que eventualmente usaron los Guane. Nuestros nativos no conocían ni el hierro ni el acero, eso era novedad para ellos como el perro y el caballo.



El caballo y el perro arma animal española

 Los Guane utilizaban como armas de guerras grandes macanas, lanzas, cachiporras de madera y hondas para lanzar guijarros. Su arma principal era la tiradera o tiraderas que son ciertos dardillos a manera de carrizos con puntas de macana.



Se presentaron centenares de escaramuzas y el habitual saqueo de los pueblos durante el cual los conquistadores recaudaron grandes sumas en oro. No hubo nunca enfrentamientos campales entre dos ejércitos.

Los Guane se situaban en partes altas, las que creìan apropiadas para la defensa y lanzaban grandes cantidades de piedras a rodar. Se escondían en los recodos de los caminos para caerles de sorpresa a los españoles con sus armas artesanales.

En una de estas acometidas pereció "Guanentá", el cacique reconocido aparentemente por toda la etnia, desde las regiones de Suaita hasta las cercanías de Rionegro.

En tierras del cacique Chanchón, los españoles demostraron su más grande sevicia e insensibilidad,  cometieron el genocidio más grande de la historia colombiana.  Asesinaron más de 3 mil Guane en una sola operación porque no quisieron someterse.

En la región de Xériras, afirma la narrativa oral de los habitantes de Los Santos, una cantidad indeterminada, pero grande de indios Guane, prefirieron el suicidio a la esclavitud. Murieron lanzándose a los precipicios.

Siguieron algunas rebeliones y luchas menores y la pacificación final y total del imperio Guane, seguida del reparto de los indios en encomiendas administradas por sus conquistadores.

Nota.- Chanchón y Guanentá fueron los dos caciques quye más destacaron en la defensa de sus tierras y cultura. Ellos tendrán una entrada especial profundizando en sus acciones.